¿Que recomiendan los oftalmólogos en cuanto a un examen de la vista a un bebé?
Según la opinión de expertos oftalmólogos, a los seis meses de nacidos, ya a los niños se les debe practicar su primer examen de la vista integral.
Si el niño aprueba satisfactoriamente este examen a los seis meses de edad y el oftalmólogo no recomienda el uso de gafas o tratamiento alguno, este tipo de examen se debe repetir cuando el niño alcance los tres añitos de edad, y esto a modo de chequeo general.
Luego antes de comenzar sus estudios de educación primaria, no está demás practicarle un nuevo examen de la vista, ya que el hecho de que haya salido bien en los exámenes anteriores, no descarta que pueda resultar cualquier afección de nueva data.
¿Cada cuánto tiempo se deben chequear la vista los adultos?
Si no se tiene ningún defecto en la vista y todo marcha muy bien en cuanto a su salud visual, las personas en general deben visitar al oculista al menos cada cinco años. Después de cumplir los cuarenta años, es ya un tema de obligación por esto de la presbicia, que es un mal que ataca a un altísimo porcentaje de las personas.
Ya después de los cuarenta años en adelante, la agudeza visual se pierde y es necesario adaptarse lentes para poder ver de cerca, esto afecta la lectura y cualquier tipo de trabajo manual que las personas suelan realizar.
Así como se recomiendan exámenes periódicos para prevenir enfermedades de origen bucodental, también asistir al oftalmólogo de manera preventiva es aconsejable.
El diagnostico precoz de las enfermedades de la vista
Es importante realizarse exámenes periódicos de la vista para poder detectar cualquier anomalía o enfermedad que pudiera hacer su aparición en cualquier momento. La catarata, el glaucoma, o un posible desprendimiento de la retina, se pudieran diagnosticar a tiempo y evitar que la enfermedad tome cuerpo y se pueda agravar la situación.
Claro que es muy difícil la prevención de casi todas las enfermedades de la vista, pero lo que sí es posible, es retardar su aparición y en todo caso detenerlas a tiempo o corregirlas, bien sea con gafas, con lentes de contacto o con cirugía.